2/09/2006

Día 27: ¡Schönberg si que sabía!

Una de las cosas a las que me he estado dedicando los últimos dos años es a estudiar un poco de armonía... Componiendo, me veía constantemente llegando a callejones sin salida, y al arreglar voces sufría todo tipo de fenómenos extraños... me surgía una melodía con facilidad, sobre una serie de acordes, pero al añadirle una segunda voz comenzaba a tener dificultades. Meter una tercera voz era una pura cuestión de suerte, casi nunca encontraba sitio...y si lo encontraba todo resultaba confuso, un compás sonaba agradable, pero de pronto sonaba demasiado fino, o demasiado moderno, o demasiado antiguo. Pero a la vez sentía cada vez más la necesidad estética de armonizar. Estaba un poco descorazonado, pensaba que la armonía era una disciplina demasiado difícil y complicada, y además he tenido ciertos prejuicios en contra de la teoría musical desde siempre. Javier Limón, a quien conocí entonces me dijo: “Busca el ‘tratado de Armonía’ de Arnold Schönberg, empieza por el principio, do, mi, sol y avanza poco a poco, hasta donde llegues. Ahí está todo”.

Es un libro un tanto hermético, no es un método moderno y práctico, estrictamente enfocado al fenómeno de los sonidos simultáneos, sino que constantemente reflexiona sobre la filosofía de la creación artística. A fin de cuentas, está escrito en la Viena de principios del siglo XX.

Me ha costado dos años llegar hasta aquí, con la inestimable ayuda de Alberto, mi profe de armonía y piano, y como un niño de esa edad solo puedo caminar despacito con seguridad, aún no puedo correr ni saltar. Por el momento sólo soy capaz de hacer arreglos muy sencillos, prácticos y básicos, pero que se entienden, se mantienen coherentes y sobre todo cumplen su función: Arreglar, y no estropear, un momento en el tiempo.

¿Por qué os cuento este rollo? Bueno, he terminado de arreglar las cuerdas de Químico, y de grabar los pianos y han quedado increíbles...a lo mejor son un exceso, parece un tema del grupo de rock de John Williams, pero habrá que arriesgarse. Y me imagino que para cualquier compositor sinfónico serán un chiste. Mientras se compre el disco, por mí como si se descojona.

Luego, en la parte instrumental, he grabado un sampler de un vibráfono, un instrumento parecido a un xilófono de metal. Con un delay, un arreglo muy sutil pero que le da un aire muy extraño, como nocturno.

¡Como me gusta este trabajo!

¡Alegra esa cara Arnoldo, que eres nuestro ídolo! - Retrato de Arnold Schönberg por Richard Gerstl.

1 Comments:

Blogger Charlyfo dijo...

Pero el de la foto no es pepe vihuela?

10:39 p. m.  

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